26 abril 2012

El mito interminable. Como el peronismo.



"Un matrimonio joven contrata a una sirvienta, al tiempo que la esposa vive su última etapa de embarazo. El niño nace. Unas semanas después la pareja decide salir al cine y deja al bebé al cuidado de la mucama. Al regresar del paseo, marido y mujer encuentran la casa toda iluminada y la criada los recibe muy ceremonialmente : tiene puesto el traje de novia de su patrona y les anuncia que les ha preparado una gran sorpresa. Los hace pasar al comedor. Allí encuentran los esposos un escenario horrendo : en medio de la mesa, servida con esmero, hay una gran fuente en la que está su pequeño hijo, asado y rodeado de papas".
El niño asado y otros mitos sobre Eva Perón, de Marie Langer


"Las habladurías de los empleados consignan que, por la llegada de los interventores, Sebastián Eskenazi no pudo probar su almuerzo. Pero, cuando el mozo intentó retirarlo, un colaborador de Kicillof lo detuvo, para comérselo él. Debe ser una metáfora gastronómica"
Apoyos clave para el sueño de ir por más, de Carlos Pagni. .





Marx dice que Hegel dice que todos los grandes hechos de la historia universal aparecen dos veces. Y Marx le reprocha a Hegel el olvido de que lo hacen una vez como tragedia y otra vez como farsa. 
Yo digo que Marx se olvidó de agregar que algunas veces las dos apariciones son farsas.
Claro, pobre Marx. Nunca supo lo que era el gorilaje. 



25 abril 2012

Groso: "La ilusión de elegir"


Click en la imagen para agrandar.

Hablarle a los propios

Un mismo hecho. Concreto.
Dos noticias, dos modos de -sencillamente- hablar al público de cada quien.

Acá.
O acá.

Sí, es una pavada. Pero me encanta hablar de estas pavadas. Porque para cosas importantes hay otros blogs.

19 abril 2012

Los que saben ladran mejor

Hay silenciosos lectores de este blog que lo engalanan. Y que dicen lo que uno no sabe decir:


Querido Mendieta:
La “unidad nacional” de los españoles me despierta una sensación que ciertamente la palabra enojo no nombra. Tal vez, en mi caso, se trate de algo así como resignación. Resignación a que las etiquetas que un día dieron cuenta de “otra España que quiere vivir y a vivir empieza” se hayan reconvertido a la condición de socios pasivos y vergonzantes de los grandes negocios multinacionales. No creo que la España de Miguel Hernández y de Antonio Machado sea hermana de la de Aznar y de Fraga Iribarne, tanto como no me siento hermano de Magnetto o de Mitre.
No me enorgullezco de la unidad nacional que apoyó la destrucción neoliberal de los noventa. Admiro a quienes expresaron lo que vos llamás “minoritarios matices” contra el desguace del Estado (pienso, claro está, en Germán pero también en Moyano). Gracias a quienes eran tan marginales como hoy pueden ser los indignados o IU es que se mantuvo encendido el fuego de una tradición popular que hizo posible al kirchnerismo.
Lo que verdaderamente es “hermandad” es lo que une a El País y La Vanguardia con Clarín y La Nación. Ahí hay un nuevo internacionalismo defensivo de los poderes trasnacionales que, entre otras cosas, han subordinado la Constitución española al decálogo de los garúes financieros de Bruselas y del FMI.
Mendi, nada hay de “natural” en la política, creo. Ni la “unidad nacional” entre socialdemócratas y conservadores ni la crispación de un país como el nuestro después del más grande derrumbe de nuestra historia. La unidad nacional no vale en sí misma. Vale por su contenido, por su horizonte, por sus valores. A mí, como estoy seguro que a vos también, me gusta más la unidad por YPF que la de Malvinas con Galtieri en 1982.
Te mando un gran abrazo
Edgardo


18 abril 2012

Lo que está bien, lo que está mal

Enojarse porque en España casi todos cierran filas en defensa de Repsol no debiera enojarnos. Que el Gobierno español, la oposición española del PSOE, los grandes medios españoles y hasta el mismísimo pueblo español consideren que la anunciada expropiación de YPF los afecta y los perjudica es, por lo menos, natural.

Digamos que -más allá de lógicos y minoritarios matices protagonizados por representantes de minorías como la Izquiera Unida o los "indignados- tal reacción muestra una unidad nacional (je, que loco, una "unidad nacional española") de la cual debiéramos también tomar una lección. Estiman, piensan, consideran que están atacando a una empresa española y como tal salen a defenderla. Digamos que, moncloístamente, cuando "los atacan" de afuera, los hermanos se unen.

Muy diferente a lo que pasa aquí. Donde en vez de cerrar filas en defensa del interés nacional vemos una vez más -siguiendo una penosa y larga tradición- a políticos, empresarios y muchísimos medios con sus respectivos e indignados editorialistas, que no dudan en adoptar los argumentos y las posiciones antinacionales.

Porque convengamos que podemos discutir y discrepar en nuestra valoración del actual gobierno nacional, pero tenés que ser muy pero muy salame para no compartir que recuperar la soberanía sobre  los recursos hidrocarburíferos es una política de estado que no hace más que poner en línea a la Argentina con la inmensa mayoría de los países productores de petróleo.

En el fondo seguimos siendo una sociedad cuyas clases dirigentes (sí, los empresarios y los formadores de opinión constituyen la clase dirigente. No sólo los políticos, precisamente)  no pueden abandonar su perpetuo adolescentismo.

Si hay alguna duda, basta leer los diarios argentinos en estos días para darnos cuenta lo lejos que estamos de haber ganado las verdaderas batallas culturales que debemos ganar.

Ah. Y no dije cipayo nunca.

Este jueves paraboleamos aquí


16 abril 2012

Pensé en vos, Germán



Mientras escuchaba esto, lo primero que me vino a la cabeza fue tu recuerdo y tu imagen, Germán Abdala, compañero, maestro.
Gracias por los mates endulzados con doctrina.
Gracias por tu ejemplo, al que intentamos honrar en cada pequeña acción militante cotidiana.
No te olvidamos.

13 abril 2012

Alpargatas y libros


Quiero que sepan que estoy enamorado de mi cartero. O cartera, no sé. Porque por mi barrio pasa tempranito, alrededor de las siete y media. Entonces, cuando después de hacer el mate -sigan boludeando con el precio de la yerba y se va a incendiar todo y yo voy a convidar fuego- salgo a mirar el buzón, últimamente me trae multas de tránsito y alegrías.

Hoy me llegó "Canción de la desconfianza", de Damián Selci, publicado por Eterna Cadencia. Aquí la gacetilla de la novela del editor de Revista Planta, que vaya uno a saber por qué piensa que merezco el honor de leerla y me la hizo llegar.

Como siempre les digo a todos los que me mandan libros: tardo en leerlos, pero los leo. Así que muchas gracias por el mejor regalo que una persona pueda recibir.


12 abril 2012

Carta abierta




Anoche intenté contar el vacío.


Hay un instante que ya van siendo muchos instantes y que de inexplicable tiene todo, menos todo lo que se puede entender.

Hay, en esos instantes, alfombras rojas y pasillos estrechos, muebles tallados, paredes rosas e intercomunicadores. Hay, en las paredes, cuadros y retazos de histérica historia. Hay, ahí hay, a unos pasos de donde me siento, una puerta. Y atrás de la puerta otra. Y atrás, tan cerca y tan lejos, el misterio de un sillón.

Anoche intenté contar que en esos instantes ya no escucho los teléfonos ni los telegramas colacionados, ni los ovillos que mis manos de obrero tejen en el papel.

Y entonces, sordo, escucho el vaivén del mar que llama al chico que una vez fui y al adolescente que se fue. Que nunca será este tu lugar, dice el mar. Y escucho el viento entre los pinos decir que fue un pecado divino el desafiar a la naturaleza y a los peajes. 

Y es que anoche intenté contar que es ahí cuando un tajo me abre el alma y así, dividido, tropiezo con los cordones y las preguntas.
Mi legajo municipal era el 1923, ahora tendría una medalla de oro por 25 años de antigüedad y en el paladar otras sedes.

Es que anoche no te dije, de tan hablador que estaba, que nunca entendí para qué estoy acá, tan desnudo, haciendo las cosas intrascendentemente importantes que nunca terminaré de hacer. 

Pero quiero contarte, luego de todo el temporal, que estoy aprendiendo a descansar las veces que duermo a tu lado. 




10 abril 2012

El problema del macrismo


Recuerdo que cuando el macrismo ganó sus elecciones en la Ciudad en 2007 no me cansaba de decir esto: “estamos al horno, estos van a hacer un buen gobierno”. Los compañeros me miraban feo, porque sospechaban que –al igual que por lo menos la mitad de los punteros peronistas de Capital Federal- era un modo de buscar una acercamiento con Ritondo o con el Colorado Santilli. Pero no: yo sospechaba que iban a hacer un gobierno de mierda, pero un gran gobierno de mierda.

Y que era para mí humildísima forma de ver (este es un guiño de reconocimiento para mi ex amigo Lucas Carrasco) hacer “un buen gobierno”? Bueno, digamos que una administración que tomara medidas ideológicas que no fuera de mi agrado, pero que las instrumentara con decisión, eficacia y eficiencia. Por ejemplo: imaginaba, en mi prospectiva, que a esta altura en la Villa 31 iba a haber un gran desarrollo inmobiliario, con mega torres onda Puerto Madero y la “puesta en valor” de esas tierras de por sí carísimas. Imaginaba que la ciudad se iba a endeudar groseramente en el exterior, a tasas altísimas cosa de generar un negoción para los intermediarios, pero que con esos créditos que luego iban a tener que pagar mis nietos iban a, de verdad, construir 10 kilómetros de subtes por año.

La cuestión es que me equivoqué feo.  Y el gobierno de Mauricio Macri resultó ser por demás instrascendente, timorato, gris y, atajensé, conservador. Diganmé una sola acción u obra de gobierno que haya realizado y que cambie de raíz la estructura urbana, o edilicia, o productiva, o social, o algo. Nada. Cero. Ninguna. Seguro que muchos pensaron en las bicisendas, pero bueno, más allá de que personalmente las banco, digamos que parece más bien poco para alguien que se supone viene a demostrarnos que con “capacidad de gestión y espíritu empresarial competitivo” se pueden lograr grandes cosas.

Para colmo, creo notar que la impronta que derrama desde lo más alto el propio Mauricio va pregnando en toda la estructura de su administración. Porque si hay algo que resulta evidente es que a Macri le importa de verdad tres carajos ser Jefe de Gobierno. Su casi nula dedicación se torna evidente a la hora de sacar las cuentas de la cantidad de días que pasa de vacaciones por año. Mauricio se aburre de los expedientes, de los proyectos de ley, de las reuniones políticas, de pasar horas en un despacho tra-ba-jan-do. Y la verdad es que si te gusta la política es porque te gusta el poder. Y si te gusta el poder lo tenés que ejercer. Y para ejercerlo hay que laburar o delegar. Entonces Mauricio delega. Delega en Larreta y en los ministros. Y él se va de joda. Pero hete aquí que por abajo se van contagiando de la actitud paja y se empiezan a copiar. Y sólo zafan los que, uy, tienen, en serio, vocación política. Esa que es tan ajena a Mauricio como el haber pasado alguna vez una necesidad.
Quiere decir esto que tambalea el futuro político de Macri? Para nada, al menos no en la Ciudad. Una ciudad que tiene –merced a su riqueza- un inmenso porcentaje de sus habitantes para los cuales no es necesario en absoluto la labor de un estado municipal más allá de que pase el basurero. No necesitan escuelas públicas, ni hospitales públicos, ni políticas públicas de reparación o fomento, ni nada de eso. El porteño medio recurre a la acción estatal casi exclusivamente para que le garantice el “libre tránsito”. De ahí la preocupación del macrismo –que sí tiene claro su clientela- en dar una batalla “conceptual” contra los cortes de calles. Salvo que sea por el TC2000, claro.
Ahora bien: más allá de publicidades y movidas marketineras, lo ofrecido por el macrismo es escasísimo si de verdad piensan proyectarse como alternativa política de carácter nacional. Y eso sigue siendo evidente a pesar de la buena onda que le pongan los grandes medios. Gobernar un país es algo bastante más complejo que  salir en Hola o en Caras.

(Un paréntesis para criticar a la oposición a Macri: siguen haciendo eje en cuestiones de carácter ideológico, lo cual está bien, pero es insuficiente. Claro que está mal desfinanciar la escuela pública y hay que remarcarlo, pero la bala que de verdad le entra es decir que la ciudad es una mugre peor que antes. Que sigue estando fea salvo en Palermo, que no se cuida la estética, que las veredas esas de cemento son un asco de fuleras. Les garantizo que gran parte de “los vecinos” que hoy no le dan ni bola a la oposición empezarían a parar sus orejas).

El problema irresoluble que tiene el macrismo y los macristas es que el peor de ellos es su líder.

Y conste que ni dije pío con el árbol que está tirado desde el miércoles en la esquina de mi casa. 

08 abril 2012

En las calles

En las calles de mis barrios hay tormentas. En las esquinas de mis barrios hay fogatas. En las casas de mis barrios hay miedos. En las casas de mis barrios, donde viven mis hermanos. Lejos de los Puertos, cerca de mi mundo.

07 abril 2012

Pichones de Durán Barba

Este lo hizo el GCBA, ahora:
Este lo hicimos nosotros para Darío Díaz Pérez en la campaña del año pasado.



¿Se parecen, no?
Devolveme un cacho de tarasca Durán o tendrás un juicio justo (?)

06 abril 2012

Me harté del relato.



El kirchnerismo expresó y expresa aún a un sector de la sociedad mi-no-ri-ta-rio que tiene determinados valores, ideas y anhelos y que tiene, a su vez, una larga tradición en la historia de nuestro país y del mundo. Lamento decirlo así de toscamente para quienes recién se asoman a la vida política, pero no fundamos nada. Al revés, lo que debiera enorgullecernos es el hecho de retomar esas banderas y esas tradiciones y darle el clima de época para que germinen y florezcan.
Esa expresión política a veces es más acabada y a veces menos. Porque tiene como ventaja determinante el circular los caminos de la realidad y no los de las inmaculadas y puras ideas que –aún con la mejor de las intenciones- no asumen que la realización de las cosas es lo único que realmente dota de sentido al accionar político. Como decía un viejo taimado, jodido y sabio: “mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar”.
Y decimos que ése sector que se ve representado por el kirchnerismo es minoritario no por falsa modestia si no por pura y desapasionada lectura de eso que, a falta de una palabra mejor, llamamos realidad: que hayamos sacado el 54% de los votos en la última elección no debiera llevarnos al error de pensar que ese 54% enterito piensa lo mismo que pienso yo o vos o vos. No. Ni siquiera sabemos muy bien si vos y yo pensamos lo mismo, y bienvenido sea. Porque el único modo de constituir mayoría en una democracia (y en cualquier sistema político que tenga como condición de base el ejercicio de la libertad) es, precisamente, poder aglutinar a sectores que se amparan bajo un mismo paraguas aún sin una acabada unidad ideológica o política. Precisamente, lo que nos unifica -quiero creer, deseo creer, y entonces creo- son pocas cuestiones, pero profundas. A mí me alcanza con un par para tirar junto a otros: la búsqueda de la felicidad del pueblo, la lucha por la justicia social.

Este colectivo, este sujeto social kirchnerista –insisto, sujeto social que no es uniforme ni monolítico, que tiene tensiones en su interior, que pulsea, que no está sobredeterminado ni predeterminado, que se construye en el cotidiano y en el andar- ha dado en estos años algunas batallas necesarias y novedosas. Una de ellas ha sido el poner en discusión lo que hasta aquí se pensaba como intocable: la lucha por la construcción social de sentido. La política kirchnerista decidió ir a combatir a tierras que la política había dejado abandonadas por propia decisión y que había entregado mansamente a los “formadores de opinión”, a los grandes medios, a los prestigiosos editorialistas y, detrás de ellos, a los grandes grupos económicos (No, no acostumbro a ejercer una mente conspirativa y no estoy diciendo que los periodistas son siempre conscientemente empleados de estos grandes grupos. Pero sí digo que en las sociedades modernas la trama entre negocios y poder mediático sí está sobredeterminada por esas relaciones de poder).
Como decía: la política había sellado un pacto –inestable, ambiguo, pero pacto al fin- con ese poder: ustedes generan el sentido de la agenda social, nosotros la administramos, tratémonos lo mejor posible y negocio para todos.
Bueno: el kirchnerismo vino -¿a pesar suyo?, ¿obligado?- a patear este tablero. Pero no lo hizo como medida “vanguardista”, sino por puro instinto de preservación, a la defensiva: o damos esta batalla o nos llevan puestos.
Ahora bien: ¿por qué algunos querían llevarse puesto al Gobierno? ¿Porque son malos y mafiosos? No. Porque el Gobierno, apoyado en su fuerza política y social mi-no-ri-ta-ria había tomado determinadas medidas económicas, políticas y de gestión que venían a disputarles poder. Ejemplos: la estatización de las AFJP es disputar poder económico. El impulsar una Corte Suprema independiente y prestigiosa es disputar poder institucional. El impulsar los juicios por la Memoria es disputar poder simbólico. Y así.
Y es en medio de esa disputa que el kirchnerismo comenzó su “batalla cultural” contra los “medios hegemónicos” y no antes. Para defenderse y así defender su accionar.

Es decir: al kirchnerismo no se lo empezó a criticar por lo que decía, sino por lo que hizo. No es “el relato” la causa del enfrentamiento sino la consecuencia de una práctica.

Es por todo esto que resulta bastante inexplicable aquellos que dedican el 99 por ciento de su escaso tiempo –el tiempo es siempre un bien inelástico, sobre todo cuando hay tanto para hacer- a ejercitar la práctica política (nótese que dije “práctica” y no “análisis”) centrándose en el tratamiento que los medios masivos, sean de la Corpo, de la Opo o Militantes, hacen de la actualidad. Y ni hablar de aquellos que anteponen el archimentado “relato” al frío análisis de los hechos.

Estaría bueno, estimo, que nos volvieran a criticar por las medidas y no por la manera que tenemos de contarlas. Que nos critiquen por disputar poder y no por disputar zócalos.

O sea, parafraseando: mejor que decir es hacer, y mejor que relatar es realizar.

Buenas tardes. Ya sé que soy un rompepelotas, pero no soy el único. 

03 abril 2012

¿Qué hacer?

Fernando Merlo ·  Comentarista destacado
Triste noticia, hubiera preferido que muriera ajusticiado como se merecía. Montonero bastardo.

Luis Maria Pitto Hornos
Se fue uno de los terroristas más importantes de la década montonera.Aún quedan muchos